¿ES POSIBLE UN SINDICALISMO NACIONAL?
Creo que los movimientos de alternativa al Sistema han probado todo tipo de estrategias y
tácticas, desde Partidos o Asociaciones a comunidades rurales, grupos activistas ilegales,
intelectualismo y no han faltado varios intentos de ‘sindicatos’. Todos con evidente fracaso real,
aunque con honor y cumpliendo el deber si se han sabido mantener vivos y con estilo ético.
Sobre la idea de crear un sindicalismo alternativo (normalmente de tipo ‘nacional’ inspirado en el
nacionalsindicalismo) creo que es positivo analizar su posibilidad y orientación. Como ejemplo de
este tipo de acción podemos reseñar la entrevista a Jorge Garrido San Román, “El sindicalismo
alternativo es absolutamente necesario”, que salió en la revista “La Emboscadura” nº 12, julio
2022, persona que ha fundado la Unión Nacional de Trabajadores y escrito textos como el
“Manifiesto Sindicalista” en 2007.
Los Sindicatos y su origen actual
En realidad en el mundo anterior al marxismo, la labor de ayuda y de reparto de justicia la llevaban
a cabo las Cofradías y Gremios profesionales, que juzgaban los problemas y donde participaban
tanto obreros como empresarios de cada gremio.
Los Gremios tenían poder jurídico para tomar resoluciones e incluso prohibir la profesión a quien
abusara de ella, y todo operario debía pertenecer al Gremio correspondiente.
Con el liberalismo se prohíben y anulan los gremios. Los obreros quedan desamparados con su
‘libertad’, pero bajo el dominio capitalista liberal. La opresión es tan brutal que era preciso
reconstruir un sistema de defensa gremial, pero el Estado liberal capitalista del siglo XIX no lo
permite, y la industrialización agrava el problema dejando indefensas a masas obreras. Estallan
los conflictos y la violencia.
Es en este entorno que aparece el marxismo y establece la idea de ‘lucha de clases’, no la justicia
sino la lucha de una clase contra la otra. Ya no importa quién tiene la razón en cada caso.
Y de ahí nacen los Sindicatos de clase, que son los que conocemos en occidente y USA, reflejo
de la acción de partidos marxistas, de los que nacen y se alimentan.
Su principal herramienta era la huelga y la violencia, frente a unos Estados capitalistas
democráticos que también usaban la violencia policial y patronal.
Contra esta guerra de clases, que no buscaba la justicia sino la ‘victoria’ de unos u otros, surgen
los Fascismos.
Los Fascismos rechazan la lucha de clases y abogan por la Comunidad. Por tanto organizan algo
que sea ‘nacional’, de toda la comunidad, bajo un control estatal que garantice la justicia, no el
interés de una ‘clase’.
En los fascismos italianos o español se mantiene el nombre de Sindicalismo Nacional mientras en
el NS se abandona ese nombre por estar contaminado de ‘clase’ y se organizó el Frente del
Trabajo.
Por supuesto si el sistema fascista funcionó perfectamente fue porque, inexorablemente, el
Estado, la autoridad comunitaria, fue fuerte, socialista y con poder de imponer la justicia ante los
conflictos laborales. No hay neutralidad sino decisión de imponer justicia laboral.
Veamos dos casos de fracaso de organizaciones sindicales bien distinto:
1- Los llamados Sindicatos Verticales franquistas. Fundados sobre el concepto fascista, e
inicialmente bien construidos, por falangistas y sindicalistas, su fracaso fue absoluto en cuanto el
Estado dejo de ser comunitario y se convirtió en una dictadura personal con una economía
capitalista de mercado protegido. Los Sindicatos solo servían ya de medio de control de los
trabajadores, y el Estado no quería intervenir ante las empresas para imponer justicia.
Los sindicatos de clase volvieron a resurgir, ilegales, pero creando su base fuertemente politizada.
Y eso porque la represión en los finales de los 60’s y los 70’s era infinitamente menos dura que en
la URSS y permitió establecer bases de un sindicalismo marxista
2 - Los sindicatos en la URSS simplemente no servían de nada. Ya no eran de ‘clase’ pues
oficialmente no había ya ‘clases’. Y desde luego toda protesta era reprimida brutalmente. La
nueva ‘clase’ comunista que se instaló en el poder no aceptaba critica ni justicia alguna a sus
planes y sus carencias.
No era posible la creación de sindicatos de los obreros contra la clase dirigente pese a la miseria
popular, por la represión radical que había.
Solo al final de la URSS, en los países satélites, salen algunos intentos de sindicatos contra la
clase política dominante, pero con una represión muy dura.
Los sindicatos actuales en el Sistema.
Los sindicatos de clase del postfranquismo iniciaron un camino rapidísimo hacia el modelo sindical
oficialista del capitalismo, que había ya sido establecido en toda la Europa occidental. Un cambio
que seguía los pasos de los partidos de izquierda, que ya iban abandonando el marxismo, incluso
el comunismo clásico cambiaba de nombre y se hacía ‘progresista’, formaban parte del Sistema
en los gobiernos de coalición con los partidos socialistas burgueses.
Los sindicatos de clase se fueron convirtiendo en meras agencias de pacto laboral entre gobierno
y empresariado, junto a agencias de consultoría laboral, y su financiación dejó de ser por sus
afiliados y cuotas, para centrarse en dinero de las administraciones ¡y de las propias empresas
capitalistas!. Cursos de formación, gestión de subvenciones y ayudas, miembros liberados con
sueldos de empresas y administraciones, locales públicos, en fin, una montaña de dinero para
unos ‘sindicatos’ domesticados. Ese dinero se les da porque los partidos de ‘izquierdas’ y
‘derechas’ prefieren tener unos intermediarios de ‘clase’ para pactar. Y los miembros solo se
interesan en ellos por ser unos centros semi administrativos de sus problemas laborales.
Si se quisiera cerrar los sindicatos actuales, bastaría que el gobierno montases unas Oficina de
Consultoría Laboral gratuita y Centros de Formación gratuitos (en vez de subcontratarlos a esos
sindicatos, que estafan totalmente en estos temas).
¿Es posible un sindicalismo nacional, alternativo?
El problema no es si es posible, sino que pasos previos hay que dar antes de meterse en un
proyecto de Sindicato ‘nacional’.
De principio hay que definir si va a ser una sindicato de clase, lo cual es contradictorio con el
apellido ‘nacional’. Pero un sindicato no de clase exige un soporte estatal. No veo a un proyecto
de sindicato nacional extra-clase, planteándose defender a un empresario que acusa a un
trabajador de gandul, estafador… y enfrentándose así a los trabajadores de la empresa, que con
la mentalidad actual, seguirán apoyando a su ‘compañero’ y no creyendo al empresario (aunque
tenga razón).
Los sindicatos nacionales soportan este tema porque el Estado los apoya y juzga sin mentalidad
de clase, sino por mera justicia. Y los trabajadores han abandonado la idea de que, por ser de
‘una clase dada’, ya se tiene la razón.
Así que esos sindicatos nacionales actuales en realidad son sindicatos de clase, aunque en teoría
se opongan a la ‘lucha de clases’ sustituida por la Comunidad nacional en justicia.
La izquierda desilusiona del todo… pero eso ocurre a nivel ideológico y de comunidad. A nivel
personal lo que desea una persona es poder protestar ante una injusticia o una situación que cree
injusta, y para ello se sigue acudiendo a Oficinas de derecho laboral llamadas sindicatos, sin nada
que ver con el voto político que se haga luego.
Para lograr montar esa oficina de gestión laboral se requiere personas, medios materiales para
funcionar y tener abogados gratuitos o dinero para pagarlos. La mayoría no vendrán por la
ideología sino por el interés personal.
Se puede tener algún representante sindical en alguna empresa por el carisma de esa persona,
como intermediario con el empresario. Como se puede lograr algún concejal de algún partido
alternativo… pero en el caso sindical si no hay luego un soporte legal laboral, no hay continuidad
ni expansión
Así pues el sindicato nacional requiere las subvenciones y medios, al menos parte, como los
tienen los sindicatos oficialistas. Y ello depende del apoyo de ‘Partidos’ que apoyen a ese
sindicato y le asignen esas subvenciones y apoyos.
Los sindicatos actuales son siervos de partidos, a los que deben su ayuda y a cambio controlan en
lo posible a las masas sindicadas según los intereses de esos partidos.
Es una simbiosis, no hay una acción sindical aislada e independiente, sino un interés mutuo de
control y de financiación.
Cuando gobiernan las derechas, no tiene mucho interés en los temas sindicales, sino en los
empresariales, de dónde sacan grandes donativos a cambio de leyes adecuadas. Pero los
empresarios prefieren no arruinar a los sindicatos y pactar así una cierta estabilidad laboral con
apoyo del gobierno frente a los sindicatos.
En conclusión: la estrategia sindical alternativa solo puede mantenerse sin hay ANTES una
estructura de Partido Alternativo con poder en la gestión de apoyos y ayudas a la lucha sindical
ramon bau
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