El Informe Leutcher es
el nombre por el cual se conoce a una investigación pericial verdadera,
realizada en 1988 por el norteamericano Frederick A.El informe pone en tela de juicio la existencia de cámaras de gas en Auschwitz I, Auschwitz-Birkenau y Majdanek. Este informe fue
en su momento desechado por el tribunal como prueba por la falta de
competencia profesional de Leuchter para ejercer el peritaje y fue
también desacreditado científicamente por la falta de rigor en la
recolección de las muestras y en su análisis dejando claro que el
Holocausto es una de las grandes mentiras del mundo, donde mucha gente
saca partido de esas mentiras y nadie quiere que la verdad se confirme,
es decir, ¿Holocausto? No, Holocuento!!
Introducción.
1988 fue un año
muy informativo y asimismo un inquietante año. Quedé pasmado al comprender que
una gran parte de lo que fui enseñado en la escuela sobre la historia el siglo
XX y la Segunda Guerra Mundial era un mito, si no una mentira. Primero estuve
sorprendido; después molesto; después concienciado; el mito del Holocausto
estaba muerto.
Como todos los
niños Americanos nacidos durante y después de la Segunda Guerra Mundial, fui
enseñado sobre el supuesto genocidio perpetrado por los "nazis" sobre
los Judíos. Hacia la época en que alcancé la Universidad, no tenía ninguna
razón para no dejar de creer en nada de mi educación, excepto que tenía algunos
problemas para tragarme los números de muertos, que se dijeron que eran un
total de más de seis millones de personas. Pero ahí paró. Yo creía en el
genocidio Nazi. No tenía ninguna razón para no creerlo.
Unos
veinticuatro años después, un muy creyente ingeniero estaba sentado en su mesa
de trabajo en una tarde nevada de enero, cuando sonó el teléfono. Este muy creyente
ingeniero estaba a punto de recibir una muy chocante lección de historia, una
que le causaría el cuestionarse que la mentira del Holocausto, de cincuenta y
cinco años de edad, y la aplicación de la mentira a generaciones de niños.
"Hola, soy Robert Faurisson" - y este muy creyente ingeniero no
creería más.
Antecedentes.
Durante los
últimos nueve años he trabajado con la mayoría si no todos, los estados de los
Estados Unidos que tienen pena capital. Diseño y fabrico equipamiento para
ejecuciones de todo tipo, incluyendo sistemas de electrocución, equipamiento
para inyecciones letales, horcas y equipos de cámaras de gas.
He sido
consultado, o suministrado equipamientos, a la mayoría de los estados y al
gobierno federal. Debido a mi asociación con los estados en esta materia, fui
recomendado a la defensa de Zundel como asesor sobre cámaras de gas por Warden
Bill Armontrout del Penitenciario del Estado de Missouri.
Después de
contestar mi teléfono en esa fría tarde de Enero, me reuní con el Dr. Robert
Faurisson dos veces en Boston y, como resultado de estos encuentros, fui citado
en Toronto para reunirme con Ernst Zündel, el abogado Douglas Christie y el
resto del muy capacitado equipo de Zundel.
El Dr. Robert
Faurisson había postulado trece años antes que un especialista en cámaras de
gas debía ser buscado para poder evaluar las que se afirmaban que eran cámaras
de gas en Polonia y para informar sobre su eficacia para objetivos de
ejecución.
El fin de
semana del día de San Valentín nos encontrábamos yo y Carolyn, mi mujer desde
hace dos semanas, en Toronto. Siguieron dos días de largas reuniones, durante
las cuales me enseñaron fotos de las que se afirmaban que eran cámaras de gas
en Polonia, documentos Alemanes y fotografías aéreas de los Aliados. Mi examen
de este material me llevó a cuestionarme si estas cámaras de gas eran de hecho,
instalaciones de ejecución. Se me preguntó si iría a Polonia y si realizaría
una inspección física y un análisis forense reflejando los resultados en una
evaluación escrita de estas supuestas cámaras de gas, algunas en sitios de los
que jamás había oído hablar.
Después de una
debida consideración, acepté e hice planes para ir a Polonia, aguardando una
fecha con una mínima capa de nieve. También declaré que aunque las fotos y los
documentos parecían apoyar la opinión de que estos lugares no eran, de hecho,
instalaciones de ejecución, me reservaría el juicio final hasta después de mi
examen y, si determinaba que estas instalaciones eran, de hecho, o pudieron
haberlo sido, cámaras de gas para ejecuciones, yo declararía ésto en mi
informe. El informe final pensaba ser utilizado como evidencia por la defensa
de Ernst Zündel en su juicio criminal pendiente en Toronto, y debía estar
preparado para testificar bajo juramento.
Los
preparativos para el viaje me requirieron llevar sencillas bolsas, revistas de
documentación y herramientas. Muy pocos turistas llevan martillos, cinceles,
taladros y cinta para medir mientras viajan. Los escondí en el forro de mi
maleta y esperé que ocurriese lo mejor. Además, tenía mapas de Polonia,
Checoslovaquia y Austria, en el caso de que tuviésemos que realizar una
apresurada y no programada salida. Y finalmente, los regalos con los que
sobornamos a las personas del museo para que nos suministrasen copias de
documentos de los Archivos del Museo.
Nuestro equipo.
Fui afortunado
al tener un competente y seguro grupo de profesionales: mi mujer Carylon, mi
asistente general; el Sr. Howard Miller, delineante; el Sr. Juergen Neumann,
cinematógrafo; el Sr. Tijudar Rudolf, intérprete. Todos sabían, que si nos
cogían, el gobierno Polaco tendría un tenebrosa visión de nuestras actividades
y propósitos, dejando de lado la supresión de mis muestras de santuarios y
monumentos nacionales.
Y los dos
miembros de hecho de nuestro grupo, el Sr. Ernst Zündel y el Dr. Robert
Faurisson, que por obvias razones no podían acompañarnos en persona, pero que
sin embargo, estaban con nosotros en espíritu en cada paso en el camino.
El viaje.
El 25 de
Febrero de 1988, tomamos rumbo a Polonia. Neumann y Rudolf, el contingente
canadiense, se unieron a mi y al resto del equipo en Frankfurt.
Llegamos a
Cracovia a última hora de la tarde y pasamos nuestra primera noche en el Hotel
Orbis. Consumimos nuestra primera, de tres, comidas decentes en Polonia. Al
siguiente día fuimos en coche a Auschwitz. Llegamos al Hotel de Auschwitz y
fuimos saludados por el olor a desinfectante de sulfuro de nafta, un olor con
el que no me había encontrado en muchos años. El hotel es aparentemente el
alojamiento de los antiguos oficiales del campo. Comimos en el comedor del
Hotel, una instalación al estilo de una cafetería. Esta fue nuestra primera
comida no identificable, sopa de almidón y varios.
Realizamos una
visita de reconocimiento del campo, durando hasta la tenebrosa luz de la tarde
polaca y varias ráfagas de nieve, un hecho común. No cenamos, ya que no
encontramos lugar alguno para comer en Auschwitz después de la puesta de sol en
nuestra primera noche.
Auschwitz y Birkenau.
El siguiente
día empezamos nuestro trabajo en las que se afirmaban que eran cámaras de gas
en el complejo de Auschwitz. Desafortunadamente, fuimos incapaces de terminar
mucho debido a las constantes interrupciones de las visitas del domingo, tanto
oficiales como no oficiales.
Carolyn se
mantuvo en guardia en una entrada y Tijduar en la otra, avisándome a mi, a
Jurgen y a Howard de su llegada. Era demasiado peligroso el tomar muestras
forenses y filmar, por lo que nos fuimos a Birkenau hacia el mediodía.
En Birkenau
empezamos un paseo de cuatro horas en el maldito frío polaco y a través de
ráfagas de viento y nieve tan densas que no podíamos vernos los unos a los
otros a distancias mayores de unos pocos pies. Desafortunadamente, no esperamos
el pasar tanto tiempo caminando a través de campo y, dado que los vehículos no
están permitidos en su interior, dejamos a Carolyn detrás nuestro en el coche.
Dado que nos olvidamos el dejarla las llaves, casi se congela en la fría tarde
Polaca. Visitamos los barracones, los Crematorios II, III, IV y V, la sauna y
los supuestos hoyos de cremación. Tomamos muestras, documentamos nuestras
actividades en cinta de vídeo y en fotos, e hicimos dibujos a escala de estas
instalaciones, documentando cuidadosamente los lugares de donde retiramos todas
las muestras forenses. Tuvimos que forzar la entrada al edificio de la sauna,
ya que estaba cerrada.
En el
Crematorio II; descendí a las profundidades de la supuesta cámara de gas, un
mojado, húmedo lugar subterráneo no visitado por el hombre en casi cincuenta
años. ya que el edificio había sido reducido a añicos, probablemente por un
equipo militar de demoliciones Alemán. Afortunadamente, había menos guardias y
menos tráfico peatonal, haciendo nuestras condiciones de trabajo considerablemente
mejores que las que tuvimos antes, en Auschwitz.
Habiendo sido
instruidos por nuestros vacíos estómagos de la noche anterior, encontramos y
comimos en un restaurante en la estación de autobuses, el único válido
restaurante en Auschwitz. Retornamos al Hotel Auschwitz para la noche.
Al día
siguiente, Lunes, empezamos nuevamente nuestro trabajo en Auschwitz, habiendo
finalizado las visitas dominicales. Fuimos capaces de obtener nuestras
muestras, cintas y documentación. Habíamos, para entonces, obtenido huellas
azules de las supuesta instalación de cámaras de gas y éramos capaces de seguir
los cambio estructurales hasta las fechas en cuestión. También verificamos la
existencia de un desagüe en el suelo en el período de tiempo del uso de las
supuestas cámaras de gas.
Como conclusión
en Auschwitz, condujimos nuevamente a Birkenau para tomar nuestra muestra de
control en la instalación de desinfección número 1. Desafortunadamente, el
edificio estaba cerrado y otra vez tuvimos que forzarlo y entrar para acceder a
la cámara de desinfección. Otra vez comimos en la estación de autobuses, y nos
retiramos pronto al Hotel Auschwitz.
En la mañana
del Martes, mientras esperábamos el fallido intento de Tjudar de obtener una
lata de Gas Zyklon B, Jurgen y yo realizamos unas cintas de vídeo de los
lugares dentro del campo. Nos trasladamos del Hotel Auschwitz a un hostal
cercano, obteniendo unas habitaciones recién dejadas libres. Comimos en la
estación de autobús y nos retiramos pronto.
En al mañana
del miércoles comimos un muy agradable desayuno de jamón, queso y pan (nuestra
segunda comida decente en Polonia) y empezamos nuestro viaje a Lublin para ver
Majdanek. Tras un último vistazo a Auschwitz, cogimos el coche hacia Majdanek.
Lublin (Majdanek).
Varias horas después,
llegamos a Majdanek, y visitamos el museo, la reconstrucción de la supuesta
cámara de gas y del crematorio. Finalmente llegamos a la desinfección 1 y 2 y
examinamos las instalaciones. Era extremadamente difícil trabajar, ya que el
guardia hacía rondas cada diez o quince minutos. Las supuestas cámaras de gas
estaban bloqueadas con puertas y no accesibles para una inspección detallada
para el público general. Era necesario para mi el traspasar estas puertas para
entrar en las áreas prohibidas. Otra vez Carolyn y Tijudar se mantuvieron
vigilando mientras yo tomaba medidas y hacía un examen detallado de estas
áreas. Una vez casi nos pillan: fui forzado a pasar el obstáculo de la puerta y
estaba todavía en el aire en medio de un salto cuando entró el guardia.
Afortunadamente, estaba más interesado en Jurgen y su cámara como para verme a
mi antes de que tocase el suelo.
El retorno.
El campo
cerraba a primera hora de la tarde y el guardia, algo antipático, nos dijo que
lo abandonásemos. Hacia las tres estábamos de camino hacia Varsovia, un viaje
que nos llevaría cinco horas a través de la lluvia y la nieve. Nuestra reserva
del hotel se perdió, pero afortunadamente, con la ayuda de un miembro de la
embajada, pudimos pedir habitaciones en otro hotel.
Tuvimos nuestra
tercera comida comestible en Polonia esa noche y fuimos a la cama para preparar
nuestro viaje de vuelta a casa el Jueves. A la mañana siguiente desayunamos y
nos dirigimos al aeropuerto para nuestro viaje de vuelta.
Subimos abordo
del avión de las líneas polacas tras pasar por aduanas -mi maleta, conteniendo
veinte libras (nueve kilos) de muestras prohibidas, afortunadamente ninguna de
las cuales fue encontrada. No respiré tranquilo hasta que pasamos el puesto de
control de pasaportes de Frankfurt. Nuestro equipo se dividió en Frankfurt,
para los viajes de regreso a Estados Unidos y Canadá, respectivamente. Tras
nuestra vuelta (el 3 de Marzo), entregué las muestras forenses en un
laboratorio de ensayos de Massachusetts. Tras recibir los resultados de las
pruebas, preparé mi informe, combinando mi conocimiento sobre las instalaciones
de cámaras de gas y los procedimientos con el estudio que había completado en
los crematorios y con las respuestas de fabricantes de los Estados Unidos. Con
los resultados de mi investigación creo que todos están familiarizados.
Como conclusión
a mi informe testifiqué en Toronto -pero eso es otra historia, para otro
momento.
Los hallazgos
1. Cámaras de gas.
Los resultados
publicados en el Informe Leuchter son algo importante. Categóricamente, ninguna
de las instalaciones examinadas en Auschwitz, Birkenau y Lublin pudieron haber
aguantado, ni de hecho aguantaron, múltiples ejecuciones utilizando ácido
cianhídrico, monóxido de carbono o cualquier otro supuesto o actual gas letal.
Basándonos en muy generosamente máximas estimaciones para todas las supuestas
cámaras de gas, contabilizando 1.693 personas por semana, y asumiendo que las
instalaciones podían albergar ejecuciones con gas, se hubiesen necesitado
sesenta y ocho años para ejecutar al supuesto número de seis millones de
personas. Esto quiere decir que el Tercer Reich existió durante unos setenta y
cinco años. Considerar estas instalaciones como capaces de efectuar
ejecuciones masivas, múltiples o incluso individuales, es ridículo e insultante
para cualquier individuo de este planeta. Más aún, aquellos que promocionan
esta falsedad son negligentes e irresponsables por no investigar estas
instalaciones antes y cerciorarse de la verdad antes de adoctrinar al mundo con
lo que puede haberse convertido en el mayor truco propagandístico de la
historia.
2. Crematorios.
De igual
importancia son los errores exterminacionistas relativos a los crematorios. Si
estos crematorios, operando a un ritmo teórico máximo cada día, sin parar
momento alguno y a un ritmo constante (una situación imposible), y si aceptamos
la cifra de al menos seis millones de ejecuciones, el Tercer Reich duró durante
al menos cuarenta y dos años, ya que hubiese llevado treinta y cinco años
como un imposible mínimo para cremar a estos seis millones de cuerpos.
Nadie, por
mucho que extienda su imaginación, podrá afirmar (ni siquiera pensar) que el
Tercer Reich duró setenta y cinco años, ni siquiera cuarenta y dos,
pero nos quieren hacer creer que seis millones de almas fueron ejecutadas con
un equipamiento que posiblemente no pudiese haber funcionado, más que un
séptimo del tiempo mínimo necesario para ello.
3. Forense.
Las muestras
forenses fueron tomadas de los lugares visitados. Una muestra de control fue
retirada de la instalación de desinfección 1 en Birkenau. Se postuló que debido
a alto contenido en hierro de los materiales del edificio, en estos campos la
presencia de ácido cianhídrico resultaría en la formación de un compuesto
ferrocianuro férrico, como se evidencia por el azul prúsico en las paredes de
las instalaciones de desinfección.
Un análisis
detallado de las treinta y dos muestras tomadas en los complejos de Auschwitz y
Birkenau mostraron 1,050 mg/Kg de cianuro y 6,710 mg/kg de hierro.
Resultados
mayores fueron encontrados en las supuestas cámaras de gas pero ninguna huella
significativa de cianuro. Esto sería imposible si estos sitios estuvieron
expuestos la gas del ácido cianhídrico, porque las supuestas cámaras de gas
fueron supuestamente expuestas a cantidades mucho mayores de gas que la
instalación de desinfección. Sin embargo, el análisis químico apoya el hecho de
que estas instalaciones nunca fueron utilizadas como instalaciones de ejecución
por gas.
4. Construcción.
La construcción
de estas instalaciones muestran que nunca fueron utilizadas como cámaras de
gas. Ninguna de estas instalaciones estaban selladas. No se tomó nunca ninguna
medida para prevenir la condensación de gas en las paredes, en el suelo o en el
techo. No existió medida alguna para que se escapase la mezcla aire-gas de
estos edificios. No existió medida alguna para introducir o distribuir el gas a
lo largo de la cámara de gas. No existió alumbrado resistente a explosiones y
no se hizo ninguna vez un intento para prevenir las gas de entrar en los
crematorios, aun cuando el gas es altamente explosivo. No se tomó ninguna
medida para proteger a los operarios de la exposición al gas o para proteger a
las personas no participantes de la exposición.
Específicamente,
en Auschwitz, un desagüe en el suelo estaba conectado directamente al desagüe
principal del campo. En Majdanek, un camino con pendiente hacia adentro,
alrededor de la supuesta cámara de gas hubiera recogido la filtración del gas y
hubiera traído como resultado una trampa mortal para el personal del campo.
Ningún motor de extracción existió jamas. El gas del ácido cianhídrico es extremadamente
peligroso, es un gas letal y en ningún lugar habían medidas para realizar un
manejo seguro. Las cámaras eran demasiado pequeñas para acomodar más de una
pequeña fracción de los números que se afirman. Simple y llanamente, estas
instalaciones no podrían haber operado para cámaras de gas para ejecuciones.
5. Conclusión
Tras un examen
minucioso de las supuestas instalaciones de ejecución en Polonia y sus
crematorios asociados, la única conclusión a la que se puede llegar por una
persona responsable y racional es el absurdo de la idea de que estas
instalaciones fueron capaces de, o fueron utilizadas como, cámaras de gas para
ejecuciones.
El Informe
Leuchter fue el primer estudio forense de este tipo realizado en los llamados
campos de exterminio. sus resultados han sido demoledores y han obligado a los
inventores de la historia oficial a formular ahora absurdas teorías que puedan
encajar con los resultados obtenidos por Leuchter. El desplome de mentiras ha
sido de tal calibre que los grupos mafiosos dedicados a mantener la memoria del
Holocausto han atacado a Leuchter hasta acabar en la práctica con su carrera
profesional. Debido a que se trataba del primer estudio forense de este tipo
realizado en Auschwitz, el informe Leuchter contenía algunos errores que sin
embargo no afectaban a la argumentación fundamental de sus conclusiones. El
Informe ha intentado rebatirse en base a esos errores, pero la argucia duró
poco ya que los estudios posteriores de Germar Rudolf y de Dan Desjardins
corroboraron lo fundamental de los hallazgos de Leuchter.
Críticas.
Los ataques mas
comunes al Informe se concentran sobre todo en la figura de Leuchter, no en sus
conclusiones, ya que estas fueron validadas por otros expertos que contaban con
todas las acreditaciones necesarias.
Titulación profesional.
Aunque el
testimonio oral de Leuchter fue aceptado en el juicio de Zündel, el informe
pericial fue rechazado por el Tribunal por su presunta ausencia de acreditación
profesional. En octubre de 1990, un tribunal de Massachussets procesó
criminalmente a Leuchter por ejercer la ingeniería sin tener licencia, hecho
que si bien de cierto modo le restó credibilidad al informe, no le restó
validez, puesto que fue repetido y confirmado por el químico Germar Rudolf,
entre otros, arrojando los mismos resultados.
Metodología.
La principal
crítica al Informe Leuchter alega que la recolección de las muestras fue
defectuosa y que por ello el cianuro se habría diluido en la muestra dando un
resultado negativo. El problema reside en que al extraer las muestras, se debe
guardar una relación de la profundidad a la que se encuentra el material
extraído en la superficie que se está evaluando, ya que esta puede influir en
las concentraciones de cianuro que detecta el análisis. Pero Leuchter
simplemente extrajo varios trozos de mampostería de profundidad indeterminada y
los hizo analizar químicamente. Si bien existió un error, el autor lo reconoció
desde el principio y fueron los propios revisionistas los que lo hicieron
público. Esto no ha evitado que sus críticos se refieran al informe como
"fraudulento", acusen a Leuchter de mala fe e intenten desacreditar
los otros hallazgos que presenta el informe, que contradicen la hipótesis del
exterminio y que no se relacionan en forma alguna con el análisis químico.
Posteriormente fue presentado el Informe Rudolf que incluye el mismo análisis
químico siguiendo la técnica correctamente y llegando a las mismas
conclusiones. Este último no ha podido ser refutado científicamente hasta la
fecha. El ingeniero austríaco Walter Lüftl también llegó a conclusiones
similares luego de analizar la supuesta cámara de gas. Lüftl fue por años
presidente de la Orden de Ingenieros Austriacos, el organismo representante de
todos los ingenieros austriacos. Era un perito aprobado por las cortes que era
llamado frecuentemente para testificar en materias de ingeniería. Los
austriacos de inmediato le acusaron criminalmente por exponer su mejor punto de
vista de ingeniería: que las instalaciones de Auschwitz de "gaseamiento"
eran falsificaciones.
(En la imagen de la derecha han añadido centenares de cuerpos para dar
dramatismo a las imágenes ademas de quitar las maderas que se ven en el
fondo de la imagen de la izquierda)
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